sábado, 14 de agosto de 2021

J. G.

Hace algunos años, entre las notas del periódico El Imparcial, encontré una que llamó poderosamente la atención. El título y subtítulo hablaban sobre las "decepciones de un fotógrafo" y de "un suicidio homeopático". Así arrancaba la nota: 
J. G . son las iniciales que corresponden al nombre de un fotógrafo joven de 14 años, aunque honrado, que había puesto, según dice su carta, los ojos en una señorita con quien deseaba casarse.
[...] 
Ayer en la tarde se introdujo furtivamente en el cuarto oscuro donde se revelan las fotografías y previsto de una solución de cianuro en dosis homeopática, dio principio a las preliminares del suicidio, sin advertir, es claro, dada la oscuridad del retrete, que entregado á sus faenas estaba el retocador [sic]. 
El joven y decepcionado fotógrafo no pudo quitarse la vida pero estaba seguro que era J.B.G. o J.B., el enigmático fotógrafo de las vistas estereocópicas congregadas en la casa de citas, según el errático Monsiváis.
Debió ser en el 2000 porque la hablé por teléfono a Sergio González Rodríguez para comentarle que estaba tras una pista segura del enigmático personaje. Le dije que tenía más: él mismo se había retratado involuntariamente en una foto donde él aparece maniobrando la cámara con dos lentes y, detrás de él al bohemio Fernando Medina. Con nuestros libros ingleses en mano, hice las descripciones. Me decepcionó cuando me comentó que no veía a dos personas sino a una sola. "JB o JBC tiene barba y es que baja estatura", le recalqué. También le comenté que había encontrado una nota de 1901 donde se hablaba de un fallido suicida fotógrafo de 14 años, por lo que debió de nacer en 1887. 
Las iniciales JG casi coincidían con las de JBG. Pensaba equivocadamente que la B correspondía a su segundo nombre.

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